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RefleCine

29.8.05

Siete segundos

Siete segundos después de la nada no hay vida.
Sólo un tímido respiro, un latido, un grito que rompe la monotonía.
Y es fácil crearse uno mismo, las partículas se unen,
se abrazan, se impregnan de luz maternal.

La soledad del todo deseo.
No hay lucha, hay libertad, hay proto poesía.
El nacer de los otros es una utopía,
sólo yo les puedo dar vida.

En la inmensa agonía que es la existencia,
no hay competencia que me quite la razón de ser.
Pero se que en otros días, en otras tierras,
mis otros yo nacen sin pedir permiso.

Amenazan mi suelo y mi sueño.
El tiempo me resguarda de los embates futuros,
pero ya hay un límite, un obstáculo,
un hasta aquí no más.

Inspiro, y sin darme cuenta,
el hueso que duele, la piedra que agoniza, el metal que corta,
y nos quedamos todos quietos.

Y los cementerios, y las escrituras, y los Mesías,
y los circos, y los que se desangran, y los príncipes,
y los mercaderes, y los edificios,
y los mares de gente me inundan, me ahogan, me asfixian.

Y yo, acá parado, siete segundos después de la nada. (CB)


 
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