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RefleCine

4.7.05

La guerra de los Mundos no pierde vigencia

En la biblioteca, encontré el amarillento libro de La Guerra de los Mundos de H.G. Wells que se interpretó en 1898 como una crítica al imperialismo británico. En ese momento, el Reino Unido era el centro del mundo imperialista pero Wells se anima a mostrarlo frágil frente a un invasor marciano. Todos los imperios encuentran adversarios a medida.

Atrapada por la facilidad de la lectura, me sumergí en la conquista de la humanidad. Algunas ideas fascinantes para la época, me sorprenden en el texto: conocimiento de la biología y astronomía y los primeros medios de comunicación. Mientras en la actualidad, en cualquier laboratorio sudamericano se clonan animales y se juega con las reglas de la naturaleza, el personaje de Wells realiza una defensa a la naturaleza frente a la supremacía del hombre.

Wells no encuentra el adversario para Inglaterra en la naturaleza sino en el planeta Marte. Gigantes con poderes desconocidos, engendros entre máquina y monstruos caminan por Londres y destruyen todo a su paso. Con ventajas biológicas sobre los hombres, los marcianos carecen de sistema digestivo y sólo necesitan succionar la sangre de los hombres para alimentarse. La humanidad está perdida.

"Antes de juzgarlos con excesiva severidad debemos recordar que nuestra propia especie ha destruido completa y bárbaramente no tan sólo a especies animales, como el bisonte y el dodo, sino razas humanas culturalmente inferiores. Los tasmanienses, a despecho de su figura humana, fueron enteramente borrados de la existencia en una guerra exterminadora de cincuenta años, que emprendieron los inmigrantes europeos. ¿Somos tan grandes apóstoles de misericordia que tengamos derecho a quejarnos porque los marcianos combatieran con ese mismo espíritu?", señala el autor en la obra.

Mil veces analizada en la universidad, la adaptación de Orson Welles de 1938 para un serial radiofónico creó gran alarma social y pánico ya que se emitió como noticiario de carácter urgente. Se provocaron escenas de histeria entre los ciudadanos. La ingenuidad de un público, que aún no conocía la televisión, contribuyó al éxito de la propuesta de Welles. Más tarde debió pedir disculpas públicamente a los radioyentes. Muchos se creyeron la invasión marciana.

La novela ha sido adaptada dos veces en el cine. La más famosa y exitosa adaptación de 1953 fue magistralmente dirigida por Byron Haskin y los efectos especiales de George Pal son notables para la época. La última adaptación es presentada en el 2005, dirigida por Steven Spielberg y protagonizada por Tom Cruise. ¿Se animará Spielberg a mostrar las debilidades de “su” imperio? (VB)

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