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RefleCine

15.9.05

Charlie y la fábrica de chocolate

El sábado me levanté con ganas de ir al cine. La película que quería ver era la última de Tim Burton. Esa noche, llegamos al cine y mientras esperábamos el comienzo, comimos. Éramos: Ariel, marketinero; Gaby, maestra jardinera; Silvina, estudiante de teatro y música clásica; y yo, diseñador y blogger. La charla tuvo ribetes filosóficos de los que me gustan y sirvió de introducción al filme.

Esta es una obra clásica de Tim Burton. Como es su costumbre, crea un mundo de fantasía repleto de personajes excéntricos, sensibles y memorables. La película cuenta la historia de Charlie, caracterizado por Freddie Highmore, el mismo de Descubriendo el país de nunca jamás (al que hace un tiempo recomendamos prestarle mucha atención) un niño pobre que busca desesperadamente ser parte de un tour que, Willy Wonka, el dueño de la fábrica de chocolates más grande del mundo, regalará a los cinco chicos que encuentren el billete mágico escondido dentro de los chocolates.

Los elegidos son: un gordito glotón, una niña consentida, un chico video-juegos, una niña muy competitiva, y Charlie, que finalmente accede al premio después de muchas decepciones.

Willy Wonka, personificado por un brillante Johnny Depp, resulta ser una mezcla de Michael Jackson y el Señor Burns, un tipo muy excéntrico y algo loco, que llevará a los chicos a través de un mundo de ilusión en donde cada uno recibirá lo que merece, ya que, excepto Charlie, los demás son chiquillos realmente horribles y molestos.

Con escenas surrealistas, llenas de color y mucho chocolate, la película tiene un tono sarcástico, humor negro e ironía. Willy Wonka es un personaje sombrío, con un sentido del humor ácido, lo que genera ciertas escenas algo alocadas para un espectador moderado.

Un caso para destacar es el de los Oompa Loompa, caracterizados por Deep Roy, unos simpáticos enanos a los que Willy les propuso trabajar en su fábrica a cambio de todo el chocolate que quisieran. Estos, realizan increíbles y muy graciosos musicales cada vez que uno de los niños recibe su merecido.

Esta es una comedia que merece ser vista y no está dirigida sólo a los chicos, como muchos piensan. Lo más importante es tener un chocolate a mano a la salida. (CB)

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