Baldosa
La piedra caliza infectada por zapatos y pisadas inacabables aguanta el sufrimiento. ¡Es tan dócil! Su ánimo de camino se confunde con su estatismo pueril y adormecido mientras la noche la baña en lunas llenas y menguantes. Los días de plata ya fueron, ahora es una más en la acera al lado de otra y otra que no eligió estar junto a ellas. Chicos de rayuela diurna no la pisan, la evitan, la dejan libre.
Sus límites complican a transeúntes obsesivos que siguen sus mareos para evitar sus líneas. Raspando excrementos que disfrazan su pesar de sociedad enferma.
Estuvo alguna vez mirando soles y montañas y valles. Hoy mira por entre las piernas de mujeres de polleras afloradas inquietas porque las vean mostrar sus mares. Entusiasmo de piedra y riñones que muerden el suelo clandestino.
Y la lluvia la baña, la afloja para pervertir su función y ahora ensuciar al transeúnte que alguna vez se aprovecho de ella. Una venganza secreta que justifica sus débiles respuestas espontáneas a lo injustificado.
Lo curvo no existe. El cuadrado matemático habla por hablar y estructura el todo urbano. Como unidad básica de la sociedad, la baldosa, se asienta y sabe que un temblor la inutiliza, la gente que no levanta los pies para caminar la arrastra, las mujeres con tacos la apuñalan y sangra polvo y agua o lodo.
Ve huir y cambiar y saltar, pero se queda paralizada en espasmos orgásmicos interestelares superfluos. ¿Qué sabe ella de distancias?, si el cordón está lo más lejos que se puede estar cuando uno es inerte. (CB)
Sus límites complican a transeúntes obsesivos que siguen sus mareos para evitar sus líneas. Raspando excrementos que disfrazan su pesar de sociedad enferma.
Estuvo alguna vez mirando soles y montañas y valles. Hoy mira por entre las piernas de mujeres de polleras afloradas inquietas porque las vean mostrar sus mares. Entusiasmo de piedra y riñones que muerden el suelo clandestino.
Y la lluvia la baña, la afloja para pervertir su función y ahora ensuciar al transeúnte que alguna vez se aprovecho de ella. Una venganza secreta que justifica sus débiles respuestas espontáneas a lo injustificado.
Lo curvo no existe. El cuadrado matemático habla por hablar y estructura el todo urbano. Como unidad básica de la sociedad, la baldosa, se asienta y sabe que un temblor la inutiliza, la gente que no levanta los pies para caminar la arrastra, las mujeres con tacos la apuñalan y sangra polvo y agua o lodo.
Ve huir y cambiar y saltar, pero se queda paralizada en espasmos orgásmicos interestelares superfluos. ¿Qué sabe ella de distancias?, si el cordón está lo más lejos que se puede estar cuando uno es inerte. (CB)
1 Comments:
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Anónimo, at 6/3/07 10:00
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