Harry Potter y el cáliz de fuego

¿Por qué hay un súper tanque hollywodense por mes? Harry Potter, ahora mismo, es “la” película que hay que ver. Se dice que es la más cara de la historia con un costo de 308 millones y continúa una suerte de telenovela anual, que nos va mostrando el crecimiento y el desarrollo hormonal de los personajes. Lo cierto es que con la llegada de un súper tanque, es decir, una superproducción costosísima, de magnitudes épicas, desbordada de efectos especiales y que promete sacudir violentamente las boleterías, se plantea una situación de exclusión / inclusión en el público. Se crean dos pseudo clases sociales: los que la vieron y los que no.

Precisamente este 2005 debimos soportar las siguientes súper producciones de diversa calidad cinematográfica: Star Wars: Episodio III, La Guerra de los Mundos, Charlie y la Fábrica de Chocolates, Batman Inicia, Madagascar, Señor y Señora Smith, Alejandro, Los 4 Fantásticos, y la lista sigue, aunque es inferior en cantidad a otros años.

No vi Harry Potter y el cáliz de fuego. Pero sí alquilé las anteriores y debo decirles que me aburrieron un poco. Es imposible resistirse a un tsunami publicitario de estas proporciones, aunque tus ideales cinéfilos dicten lo contrario. Dicen, de todos modos, que es la mejor de las cuatro.

La historia, adaptada del libro de J. K. Rowling, nos lleva más en profundidad al interior de la mente de los personajes y nos muestra la oscuridad del mundo de la magia. La copa mundial de Quidditch tiene lugar y los seguidores de Voldemort se juntan. En Hogwarts, el torneo de los tres magos es el centro de la escena. El cáliz de fuego actúa como el juez en este certamen. Tres campeones son seleccionados, pero de repente el cáliz elige a uno más: Harry. Estos dos eventos señalan el regreso de Voldemort. Dumbledore y los otros maestros lo presienten, pero es inevitable. Harry ya no está a salvo en Hogwarts. Dicen que es la más dramática y la que da más miedo de las cuatro. Y quizás no todo termine de la mejor manera. (CB)