La vida es un milagro

La realidad se deshacía al alrededor, todo tenía un sentido incierto. Combatía contra la tristeza extrema y la desolación. “Nunca”, “nada”, “no” eran las únicas palabras de mi reducido vocabulario. Una gráfica con enormes letras apareció en una caminata silenciosa: “la vida es un milagro” de Emir Kusturica. ¿Qué puede tener de milagroso?

La película, basada en hechos reales, se desarrolla en torno a Luka (Slavko Stimac) un serbio cumpliendo su sueño: construir un ferrocarril a través de los hermosos paisajes de su tierra. Abandona la ciudad y regresa a un pueblo remoto en Bosnia con su esposa una cantante de opera Jadranka y un hijo de 18 años Milos.

Jadranka está mal por el aislamiento y Milos quiere ser futbolista profesional. Luka no le presta atención a las señales de conflicto inminente. Estalla la guerra. Milos es llamado al servicio y Jadranka, más deprimida que nunca, se emborracha en la fiesta de despedida de Milos.

Al día siguiente se dirige a Belgrado con su amante quien ha prometido revivir su carrera. Luka se queda solo. Desafiando las bombas y el caos. Espera el regreso de su esposa y su hijo pero Jadranka quiere el divorcio y su hijo ha sido capturado por el enemigo.

Con el clásico estilo Kusturica, la música, la fiesta y el color son elementos fundamentales para construir la historia. Así me sumergí en un caos sensorial, mi pie se movía marcando el ritmo de un bombardeo mientras los personajes intentan jugar al ajedrez. Las piezas untadas en mermelada para que no salten con las explosiones. Los vidrios rotos, el tren con tanques, un burro impide el paso y el hogar convertido en un lugar peligroso.

Al final su guerra se parecía mucho a la mía. En ninguna se distingue un enemigo claro, las bombas cae siempre cerca pero no lo suficiente como para desaparecer de la faz de la tierra. Temblores y fiestas eternas. La sangre cae desde un trineo su huella roja se marca en la nieve.

Pero después del caos todo volvía a alinearse y hasta el amor renacía entre personas enfrentadas por la guerra. Claro, el amor es el milagro de la vida. Necesitaba más paisajes para contemplar. Todavía las cosas giraban alrededor y, finalmente, se escuchaba la inevitable explosión…(VB)