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RefleCine

15.2.05

La mala época

Quizás parezca absurdo pero ésta es la peor etapa de la humanidad, y el cine como parte vital de la cultura humana no podía menos que ser un reflejo de este periodo infortunado. Las últimas películas que pude ver (sobre todo el cine norteamericano mainstream), dejan entrever que una inquietud atraviesa como una espina la columna vertebral de la sociedad toda. La inquietud es que esto se ha convertido en un barco a la deriva. El cine se repite porque ha entrado en la espiral de su autodestrucción. No se generan nuevas historias simplemente porque ya se ha dicho todo lo que podía decirse. Claro que hay excepciones, pero cuando el cine, que en general es tomado como un entretenimiento momentáneo, un salvavidas de la vida monótona que llevamos, se convierte en un aburrimiento insoportable que sólo provoca bostezos y sensación de deja vú constantes, hay algo que entró en crisis. Porque, como la literatura, el cine podría invitarnos a la reflexión y, en general, no lo está haciendo. Un patrón ha empezado a repetirse y es similar al que sucede con el “fast food”: comemos rápidamente para sacarnos de encima el hambre, pero lo que ingerimos, eventualmente perderá el sabor y se convertirá en poco menos que asqueroso y dañino para el cuerpo. Al igual que seguimos una marca porque nos hipnotiza con su “M” gigante en amarillo y fondo rojo también seguimos a directores de renombre que últimamente no están a la altura de su renombre. Propongo, entonces, redescubrir a los directores del pasado que fueron los verdaderos artífices del cine de autor y que dejaron una huella en la pantalla grande y que ya no pueden repetirse, porque, en general, están muertos. (CB)


 
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