Una coca cola asesina

En medio de un hermoso y grato almuerzo familiar, mis viejos abren ingenuamente una coca cola. Claro, ellos ya no ven muy bien y como son coquetos comen sin lentes. Por suerte, todavía yo no uso permanente. Ahí estábamos, comíamos milanesas y tomábamos coca cola como cualquier familia argentina sin saber lo siniestra que puede ser esa bebida.

En un momento, vi que la botella estaba sucia y empecé a limpiarla con una valeriana húmeda. No había caso, estaba sucia por dentro. “¿Esta botella es descartable?”, pregunté. Me contestaron que “sí”. Si es descartable tiene que ser de vidrio, sin embargo, en el interior del país son de plástico.
Cuan cajita vengadora, la botella se convirtió en un infierno habíamos tomado su veneno. Dentro de la botella no sólo había la clásica bebida sino también una pintura naranjita. Se ve que un pintor loco la uso para mezclar sus colores. Ese no es problema sino que una multinacional haya permitido que ese envase llegue a una mesa para envenenar a una dulce familia argentina. Sabemos que hay un juicio que impide los envases descartables de plástico. ¿Por qué no sacan del mercado estos envases, señores?

En el super, me cambiaron la botella y les dije que les iba a iniciar juicio. ¿Con qué abogado? ¿Alguien conoce algún organismo que me defienda en este pequeño caso contra un gigante? ¿Qué debo hacer?
Image: Natalia Rubinstein (VB)