Todo sobre las geishas

Más de 80 millones de dólares aplicados a recrear el paisaje del barrio geisha de Kioto, de 1929 a la posguerra, en Thousand Oaks, California. Será por eso que en la película, dirigida por Rob Marshall –que no ha hecho progresos desde Chicago–, todo parece tan perfectito, intachable, prolijo, luciente como una revista de decoración para yuppies. El esforzado diseño de producción de John Myhre, la suntuosidad del vestuario de Colleen Atwood y los relamidos primores de iluminación de Dio Beebe, son resaltados por la partitura altisonante y omnipresente de John Williams, en la que se pueden detectar ecos del Japón. Y por si faltara un aderezo sonoro, están los solos de chelo de Yo Yo Ma.
Memorias de una geisha está protagonizada por tres estrellas chinas: Ziyi Zhang y Michelle Yeoh –que ya se encontraron en El tigre y el dragón, y estuvieron cada una por su lado en otras producciones exitosas–, y Gong Li, intérprete de directores de prestigio como Zhang Yimou, Chen Kaige y Won Kar-wai.
La peli narra la historia de Zayuri, una joven que deviene geisha después de haber sido vendida –junto a su hermana, de la que es separada– por su padre. En el duro camino de aprendizaje, Zayuri resiste los ataques de la geisha mala Hatsumomo (Li) y es protegida por la geisha buena Mameha (Yeoh). Para cubrir otro de los papeles principales, el poderoso presidente, apareció finalmente un auténtico japonés, Ken Wanatabe (El último samurai, Batman Begins), que hace las veces de príncipe azul un poco demorado, aunque nunca es tarde cuando la dicha de la geisha hollywoodense es buena. Los roles secundarios de Nobu y Pumpkin también están a cargo de un nipón y una nipona de verdad, Koji Yakusho y Youki Kudoh.
Para saber más sobre las geishas lean la entrevista a Amalia Sato en Las 12. (VB)
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