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RefleCine

6.12.04

La industria cinematográfica en la modernidad líquida

Cantidad de films estrenados por año en Argentina
ESTADOS UNIDOS: Se estrenaron 172 películas (49% del mercado). La cantidad de espectadores que asistieron a verlas asciende a 27.345.636 (82%)
ARGENTINA: Estrenó 83 films este año (24% del mercado). Los espectadores, sólo 3.067.112 (9.20%).

Este fin de semana tuve que leer bastante. Además de las estadísticas recientes sobre la industria cinematográfica cayó entre mis manos nuevamente un texto de Canclini “La globalización imaginada”. La hipótesis que quiere trabajar es que si no contamos con una teoría unitaria de la globalización no es sólo por deficiencias en el estado actual del conocimiento sino también porque lo fragmentario es un rasgo estructural de los procesos globalizadores. Para decirlo más claro, lo que suele llamarse globalización se presenta como un conjunto de procesos de homogeneización y, a la vez, de fraccionamiento articulado del mundo, que reordenan las diferencias y las desigualdades sin suprimirlas. Mientras el televisor permanece encendido veo pasar la programación desordenada y fragmentaria de esta modernidad líquida: El jinete sin cabeza, Hechizo de amor, Friends.
Resulta evidente la escasez revolucionaria de muchas de estas películas globales. Los espectadores nos convertimos en gente incapaz de articular el deseo de cambiar nuestras situaciones individuales y sociales. Así, la tarea de construir un orden nuevo mejor para reemplazar el viejo y defectuoso no está entre las ideas de nadie. En este momento de la modernidad líquida, las instituciones son zombis y nosotros, también. (Beck, 1999). Pero nuestra realidad dejó de ser estática. Nos desplazamos con facilidad. Fluimos.

Si bien es cierto que consumimos bienes culturales homogéneos e industrializados, también creamos pequeñas islas discursivas para contar nuestras historias y costumbres locales. Recortes de nuestra realidad, fragmentos discursivos, imágenes locales como La niña santa, El perro y Familia rodante se estrenaron este año para constituir una identidad nacional globalizada.
Hay quienes piensan que a las palabras se las lleva el viento; otros, en cambio, creemos que constituyen nuestra identidad. Somos nuestros libros, nuestro teatro y nuestra música. Somos la resultante de lo que hemos leído y de lo que hemos visto. De lo que hoy leemos y escuchamos. Nuestro cine, nuestra radio, nuestra televisión. Es nuestra la responsabilidad de protegerlos tanto como es nuestra la obligación de producir nuevos textos, nuevos discos y nuevas películas. (VB)


 
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