Entre copas: Oda al vino

“¿En qué reino, en qué siglo, bajo qué silenciosa /conjunción de los astros, en qué secreto día / que el mármol no ha salvado, surgió la valerosa / y singular idea de inventar la alegría?”

Así se pregunta Borges por la invención del vino en su soneto. Los hombres y los poetas han dedicados obras completas a este bálsamo. Los griegos, los gauchos, los persas, todos dedican muchas horas y grandes obras a esta maravillosa bebida.
“En el paladar de los hombres y mujeres experimento una inmensa alegría al deslizarme en la garganta del hombre gastado por sus trabajos y su calido pecho es una dulce tumba donde me siento mucho mejor que en mis frías bodegas”, describe el alma del vino de Baudelaire. Con el mismo espíritu, en Entre copas ("Sideways"), los protagonistas del cuarto largometraje de Alexander Payne emprenden un viaje para recorrer las bodegas del valle californiano de Santa Ynez con la excusa de disfrutar los últimos días de soltero de Jack (Thomas Haden Church).
Mientras Miles (Paul Giamatti) traumatizado por su divorcio y la falta de interés de los editores por su libro, va a intentar superar sus fracasos deleitándose con exquisitos vinos.
En contra de lo que muchos programas contra el alcoholismo pueden decir, el personaje principal no duda en sumergirse en un buen pinot noir y rechazar a los gritos el Merlot. Lleno de momentos absurdos y risibles, el filme presenta un catálogo de buenos vinos y lugares para recorrer.
Si bien la película desata una especie de fiebre de los fanáticos del buen beber, también se ha generado una pasión turística en los viñedos de Santa Bárbara. Según los dueños del restaurante Hitching Post y el valle Santa Bárbara, el tercer lugar vinícola californiano junto a Napa y Sonoma, las reservas no paran de llegar y las ventas siguen creciendo. Para concluir, retomo un poema de Ommar Khayyan que señala la popularidad de la bebida.
“Oigo decir que los amantes del vino serán condenados. / No hay verdades comprobadas pero si mentiras evidentes. / Si los amantes del vino y el amor van al infierno. / Vacío debe estar el paraíso” (VB)

Sideways, EEUU, 2004.
Dirigida por Alexander Payne.
Con Paul Giamatti, Thomas Haden Church y Virgina Madsen.
Duración: 123 minutos.

And the oscar goes to...

Hemos visto dos ganadoras del Oscar. Una como mejor película y la otra como mejor película extranjera. Se trata de Million Dollar Baby y Mar Adentro. Ambas son grandes películas. Million Dollar Baby nos lleva por los oscuros pasajes de la sufrida vida de los boxeadores, centrándose en la historia de una chica que de la nada llegará a lo más alto de este deporte (aunque todo esté en su contra: no consigue entrenador y es demasiado grande para empezar). Pero más allá del boxeo, el tema central es la búsqueda de los afectos que se han perdido por nuevos que esperan por una oportunidad. Un padre que espera encontrar de nuevo a su hija y la halla en otra persona y una hija de una familia miserable, que busca desesperadamente un padre, un conductor, alguien que la guié. Los personajes tienen un pasado desconocido y oscuro porque el mundo del boxeo es tan arduo, tan simple como saber dar, recibir golpes y protegerse uno mismo. Mar Adentro es un canto a la libertad. La libertad de decidir como debe ser la vida y la muerte de cada uno. Una decisión que ya está tomada será amenazada en varios momentos, aunque la tenacidad de Ramón le impedirá desistir de su objetivo. Mar Adentro y Million Dollar Baby se tocan en un punto: la eutanasia. Mientras que la primera es un largo camino hacia la muerte del personaje principal, que desde el comienzo adelanta el final, en la segunda es una salida repentina y dolorosa luego de un golpe fuera de tiempo que deja a la protagonista cuadripléjica. Las dos son películas emocionantes y duras que posiblemente dejen a uno al borde de las lágrimas o de un nudo en la garganta, pero son altamente recomendables, ya que se meten de lleno en la condición humana. (CB)

Mar Adentro, España, 2004.
Dirigida por Alejandro Amenabar.
Con Javier Bardem, Belen Rueda y Lola Dueñas.
Duración: 125 minutos.

Million Dollar Baby, EEUU, 2004.
Dirigida por Clint Eastwood.
Con Hillary Swank, Morgan Freeman y Clint Eastwood.
Duración: 132 minutos.

La Aldea: sus mecanismos de terror para la dominación

Dirigida por M. Night Shyamalan, el director de Sexto Sentido, El Protegido y Señales, La Aldea sigue la línea de sus anteriores películas con altas cuota de drama y de suspenso. Esta vez el argumento gira en torno a los habitantes de un pueblo rodeado por bosques que esconden algún tipo de extrañas criaturas que supuestamente hicieron un pacto de no agresión con los pobladores. William Hurt, Adrian Brody y Joaquín Phoenix encabezan el elenco.
Aunque todo parece agradable en la aldea, algo se esconde en las lindes del bosque que la rodea. Los aldeanos saben que a los innombrables no les gusta el color rojo y tampoco deben cruzar su bosque. Todos respetan esas reglas y le temen a las represalias.
Personajes ciegos que pueden ver más que los demás, obsesivos, temerosos a la vida moderna y al progreso, lunáticos asesinos y héroes a punto de morir son algunos elementos que aparecen y construyen un juego de máscaras que se rebela sobre el final para desilusión de algunos espectadores. Sin embargo, el espectador se encuentra inmerso en una trama que inevitablemente gira hacia los lugares más insospechados.
“Aquellos de los que no hablamos”, tal como llaman los aldeanos a esas extrañas criaturas suena al concepto de represión del psicoanálisis (sino hablamos, olvidamos y si olvidamos no existen). Mientras Estados Unidos atraviesa otra época de guerra utilizando los medios de comunicación para aterrorizar a sus ciudadanos, La Aldea retoma el temor como medio de dominación y sumisión de sus habitantes. A través de la comunicación oral, de las historias de los mayores, los jóvenes reconstruyen su propia realidad.
En la aldea, hay una amenaza y un enemigo invisible que está siempre a punto de atacar, el mismo temor que tal vez sufran muchos norteamericanos desde el 11 se septiembre y hasta la actualidad. La película se centra en cómo se utiliza el miedo para evitar que la gente cuestione una realidad existente y cómo paraliza a los habitantes en esa realidad. De alguna manera, es clara la crítica hacia la política norteamericana y al mecanismo de temor que utiliza el gobierno para conseguir sus objetivos. (VB & CB)