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RefleCine

13.3.06

Tornillo

Si te dispones a desarmar un artefacto eléctrico que creés roto, aun teniendo todas las habilidades requeridas e ilusiones de lograr repararlo, te expones a empeorar las cosas dramáticamente. El artefacto andaba perfectamente, pero esa sensación de que nunca nada está completamente como debería estar o ser nos obstruye el camino hacia la felicidad entre el aparato y uno. Algunos desperfectos pueden ser arreglados rápidamente: desarmar, limpiar y volver a armar. Ese era el plan.

Lo desarmé con cuidado, saqué tornillo por tornillo y, claro, uno cayó inevitablemente al piso. Es sabido que tornillo que cae al piso, desaparece inexplicablemente. Continué con la tarea, y pospuse la búsqueda para más adelante. Cuando hube terminado de limpiar y poner cada cosa en su justo lugar (siempre dejo las cosas tal como las encuentro), emprendí la exploración. Moví sillas, camas, lámparas. Gotas caían por mi sien, era importante que el armatoste volviera a estar completo. Hice mover gente, árboles y montañas, y el tornillo, al final apareció al lado de la pata de la heladera, como era de esperarse.

Tomé el destornillador philips, y atornillé una y otra vez. Al estar el tornillo firme y difícil de atornillar, esbocé una sonrisa y por algo llamado compulsión hacia la perfección (pensaba que cada tornillo debía estar bien ajustado, lo más ajustado posible, nunca era suficiente, necesitaba una confirmación, algo que me indicara el ajuste ideal), continué atornillando. Éste continuó su camino hacia el otro lado y destruyó la cavidad donde se insertaba.

Hay que saber hasta donde se puede o debe apretar un tornillo, si continuás buscando la perfección, lo que encontrarás será un paseo a la tienda para comprar otro artefacto que reemplace al que rompiste intentando arreglar algo que no estaba roto. (CB)


 
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